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En el reportaje televisivo hay alternativas al sensacionalismo. “Salvados” y su posicionamiento como líder de audiencia la noche del domingo demuestra que es posible la calidad de los reportajes informativos sin rozar el límite con el espectáculo. El triunfo del programa de Jordi Évole no reside en la presencia del “Follonero” en pantalla, sino en sus fuentes, en la interacción que el periodista mantiene con los espectadores a través de las redes sociales durante la emisión del reportaje y especialmente en el tratamiento de los temas.
La línea que separa el gancho del espectáculo es delgada, quebradiza y, en algunos casos, prácticamente inexistente. Con el sensacionalismo por bandera, son muchos los medios que abogan por captar a la audiencia a través del impacto, dejando de lado la calidad de los contenidos. Tal y como Bienvenido León expuso en las VIII Jornadas Internacionales de Periodismo que se celebraron el pasado 16 y 17 de abril en la UMH, “estamos en un momento dulce del reportaje porque Évole está arrasando”. Pero sólo Évole.